martes, 20 de octubre de 2009

La Cara Oculta - Capítulo 2


La aprendiza


Ciudadela fantasma

El regreso a un mundo conocido. O eso creía.
Ezoc me prohibió bajo amenaza de muerte volver a la arboleda de torreones que un día fue mi hogar, y aun a veces pienso que hubiere pasado de hacerlo. La verdad, tampoco sabía el camino y poco quedaba ya en ese lugar delo que conocía.

El lord oscuro se aseguró además que en mi estancia de desvanecieran mis miedos y fuera yo quien los causara un día. Pasé a formar parte de una banda de ladrones y asesinos, a sueldo o por placer, y a ganarme un lugar en aquella ciudadela donde las leyes eran causa de chistes. Chistes de los que también reía yo.

En el grupo habían dos personajes algo peculiares. Se tiraban el día alabando a última testigo Orzovh y predicando buenas nuevas para sus bolsillos. Su incompetencia muchas veces fue fruto de grandes pérdidas para la asociación, que pronto reponían con intereses gracias a su astucia, manipulación y estafa estudiada.

Parecía que el más débil debía mostrar otras superioridades para no caer en aquel lugar, y eso debía hacer yo. Lo tenía que hacer.


Orzovha

Inteligencia no me faltaba y habilidad con la daga tampoco, pero había algo que se me escapaba entonces. No intimidaba lo más mínimo con mi figura pálida y esquelética, con orejas alargadas. De no ser por Riff e Ichs, los raros, hubiera muerto ya como poco 24 veces desangrada o invisibles lanzas que dolían aun más. La magia…

Tras comprender que imponer no podría nunca, era el camino que debía tomar para llegar a lo más alto y hacer que Padre estuviera orgulloso de mi, costara lo que costara aquí el dinero no me lo iba a impedir.

Los eclesiásticos me mostraron el camino de la luz, según ellos siempre a la sombra de la tiniebla y nunca al revés. Decía, con luz aparece la sombra y con la desaparición de ésta la oscuridad sería absoluta. Gran verdad.
Cegada con por la filosofía barata pero efectiva me dejé guiar por ellos hasta doblegar la luz a mi voluntad y poder dominar un elemento más, el elemento contra el que mi padre luchaba.

Conociendo su poder y sus debilidades estaba preparada. Partí hacia la guarida de Padre para dar con él y poder seguir sus pasos.

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