domingo, 4 de octubre de 2009

Memorias de un desterrado - Capítulo 3


El ritual de las siete lunas

La luz de los cometas inundó el Altar. Pocas veces había visto la majestuosa torre iluminada de esa manera y no puede contener la emoción del momento. Comencé a saltar y a recitar viejos proverbios que Madre cantaba, causando sin quererlo la atención de los míos.

Llegó la hora. Todo ser se detuvo durante unos instantes para ver al séptimo astro converger con los restantes, y así comenzar el nuevo ciclo heptalunar. Los nigromantes dieron su confirmación, el substituto de Ezoc, El Pútrido, sería su legítimo hijo Jarf.
El rito exigía la donación de una uña, una uña oscura. Jamás habían visto a un miembro del Cónclave como yo. Solo tenía una uña oscura por extremidad, les expliqué que igual que en mi hermana, otra esencia habitaba en mí. Mis palabras resonaron con un eco perverso.

Desde ahora me llamarían Jarf, Someteesencias. Creían que yo portaría la esencia absoluta uniendo las 5 en una sola, pero ni siquiera sus habilidosas artes de predicción podían adivinar lo que en la mente de su joven Gobernador habitaba.

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